CÓMO CURAR UN PROBLEMA DE SALUD O PERTURBACIONES FÍSICAS INDESEABLES.

Cuando una enfermedad o una situación delicada de salud se manifiesta plenamente, es importante tratar el cuerpo físico utilizando los medios disponibles y coherentes con nuestras ideas, a fin de aliviar el sufrimiento y contener las energías de la enfermedad.
En efecto, una vez que las fuerzas de la naturaleza se desatan en el cuerpo, éstas actuarán hasta que se agote la energía que las lanzó al plano físico-corporal, creando alguna forma de sufrimiento o estrés.
SI queremos la curación definitiva y no una desaparición temporal de la enfermedad o del malestar, mientras tratamos físicamente el cuerpo, podemos trabajar en paralelo sobre los siguientes puntos, todos esenciales para la Verdadera Curación:

1) IDENTIFICAR EL ORIGEN DE LA ENFERMEDAD.
Necesitamos querer « ver » y comprender lo que es incorrecto en nuestros códigos de información conscientes y/o inconscientes; necesitamos fuerza de voluntad, perseverancia y paciencia para investigarnos a nosotros mismos; necesitamos permanecer atentos a nuestros pensamientos y observaciones; necesitamos permanecer atentos a nuestras reacciones espontáneas ante los acontecimientos cotidianos.

Hay que comprender que el cuerpo físico existe en una dimensión de la realidad que es densa, lenta y receptiva a dimensiones invisibles al ojo físico (las dimensiones mental, emocional y causal), que son más ligeras y rápidas. El cuerpo físico expresa todo lo que ya existe en los cuerpos sutiles de nuestra personalidad.
Las enfermedades y los problemas de salud y/o bienestar indican incoherencias entre la persona en la que nos hemos convertido (con sus aspiraciones y deseos) y viejos patrones de pensamiento y emoción vinculados a sistemas de creencias arraigados en nuestro subconsciente.

Cuando desarrollamos una enfermedad o una alteración permanente o semi-permanente en nuestra salud, nos vemos obligados a centrar toda nuestra atención en el cuerpo en un intento de comprender la enfermedad y eso que nos pasa por dentro para que se haya manifestado la enfermedad.
Con el acceso actual a la información, nos resulta fácil descifrar la conexión entre la enfermedad física y las emociones, ya sean conscientes o no.

La sanación ES POSIBLE:

  • SI estamos en una búsqueda honesta y bien orientada hacia la Conciencia de Unidad,
  • SI admitimos humildemente que podemos cometer errores y que no lo sabemos todo en la vida,
  • SI podemos aceptar la necesidad de corregir nuestros hábitos, dinámicas y modos de funcionamiento en nuestras vidas.

Desde estas bases, llegaremos a la verdadera sanación, ya que durante el proceso de querer sanar, lo que se transformará son LAS PARTES DE NUESTROS PENSAMIENTOS Y EMOCIONES QUE ESTABAN ENFERMOS y que se reflejaban perfectamente en el cuerpo físico.

Para identificar el origen de la enfermedad es necesario tener una mente tranquila, centrada y estable que no se deje llevar por las oleadas emocionales que se producen durante las fases y ciclos propios de cada enfermedad.
El problema es que rara vez estamos preparados para controlar nuestras emociones o nuestros pensamientos, porque es el tipo de enseñanza que no se inculca en nuestra cultura básica.

Adoptar nuevos hábitos de introspección y quietud, y buscar ayuda para superar los momentos difíciles y descubrir el nudo interior que desencadena la enfermedad, es una decisión importante si queremos responsabilizarnos de nuestra propia curación.

2 ) CAMBIOS EN NUESTRO COMPORTAMIENTO Y RESPUESTAS HABITUALES TRAS LA TOMA DE CONCIENCIA.
Una cosa es cierta: a menos que se produzca un cambio en la forma en que miramos nuestro mundo y las situaciones y personas que lo componen; a menos que cambiemos las formas habituales en que actuamos y respondemos a los acontecimientos cotidianos, cualquier trabajo realizado sobre nosotros mismos será estéril en aras de la curación.
La transformación de la personalidad debe ser visible y perceptible desde el exterior.
Si no hay un cambio real, no habrá una verdadera curación.
Conocer la información y acumularla en la memoria es, en última instancia, inútil si el viaje se detiene en este punto.

3 ) IDENTIFICAR LOS FUEGOS IRACUNDOS O LA RABIA INTERIOR.

Según el orden de manifestación de los elementos en el plano físico (Éter→ Aire→ Fuego→ Agua→ Tierra), el elemento Fuego está en la raíz del proceso fisiológico desencadenado en nuestro cuerpo (una enfermedad) y la ausencia de este mismo fuego puede detenerlo.
El elemento Fuego se localiza principalmente en el chakra del Plexo Solar (tres dedos por encima del ombligo), descrito como el « asiento de la personalidad », donde se acumulan todas las emociones que experimentamos habitualmente. El Fuego mal regulado que proviene de emociones pesadas y/o escondidas en nuestro subconsciente (ira, celos, odio, frustración, decepción, culpabilidad, victimismo crónico, etc.) sustenta la existencia de cualquier enfermedad.

La cólera es una forma de Fuego que no está alineada con las Dimensiones Superiores de la Conciencia donde existe la Perfección.
Este Fuego mal regulado se aloja en los diversos planos inferiores de nuestra personalidad y puede impactar en los órganos vinculados al chakra del Plexo Solar (hígado, estómago, páncreas, vesícula biliar, etc.) Cuando la ira pesa sobre nosotros y comienza a ocupar espacio, el hígado puede verse impactado muy negativamente… así que cuidado con la ira y su intenso fuego destructivo.

Es necesario identificar los Fuegos de Ira que nos habitan para transmutarlos hacia frecuencias más elevadas y ponerlos al servicio del Orden Perfecto que existe en el espacio superior de nuestra Conciencia, un Orden que produce como resultado un estado de salud y bienestar completo y permanente. Se trata de redirigir los canales por los que fluye esta forma de energía (la ira). La energía de la ira bien dirigida y controlada se convierte en una poderosa herramienta de construcción coherente en lugar de una de destrucción caótica.

Cuanto más transmutemos nuestros fuegos de ira, más paz se instalará en nuestras mentes y corazones.
Cuanto más transmutemos nuestros fuegos de ira, más aumentará nuestro nivel de autocontrol, lo que nos permitirá gestionar nuestra enfermedad con mayor eficacia en el día a día.
Cuanto más habiten en nosotros los fuegos de ira, ya sean conscientes o inconscientes, más difícil será gestionar la enfermedad y más se bloqueará el proceso de sanación en un marco de sufrimiento en todos los niveles de la personalidad.

4) CONTROLAR LOS IMPULSOS FÍSICOS PRIMARIOS Y LAS REACCIONES CONDUCTUALES COMPULSIVAS.

Lo más importante en el proceso de curación es mantener un comportamiento equilibrado, sostenido, contenido y moderado en la expresión emocional provocada por los miedos que surgen, las incertidumbres difíciles de gestionar, el malestar y la perturbación causados por la enfermedad.
Es necesario disciplinarse para mantener una cierta « dignidad » y una firme estabilidad a lo largo del proceso de sanación.

Las enfermedades, la salud delicada u otros problemas de salud disminuyen la calidad de la vida cotidiana y tienen sus propias características « incapacitantes ».
En las condiciones propias de cada enfermedad, es imperativo controlar la fuerza impulsiva -instintiva- del cuerpo.

Para lograr la curación, debemos aprender a manifestar nuestros poderes superiores intrínsecos mediante el control tanto de la naturaleza externa (nuestra mente) como de la naturaleza interna (nuestro cuerpo físico). Podemos lograr dicho control mediante un esfuerzo sostenido; mediante la fe y las oraciones a la figura espiritual que amemos; mediante el control físico o mediante la comprensión intelectual… o mediante todo ello a la vez.
Hacer esto, mantener este compromiso diario durante el proceso de curación, nos lleva a manifestar la Conciencia Superior o Divina que nos constituye profundamente.

Toda experiencia de sanación de una enfermedad « quiere », en última instancia, llevarte a este punto preciso: manifestar la Divinidad que ya eres, lo sepas o no, lo creas o no. Este es el objetivo final y el sentido último de la Sanación de una Enfermedad.

5) DESÁNIMO Y PÉRDIDA DE ESPERANZA Y FÉ.

Durante el proceso de curación, cuando es largo, aparecen momentos de desánimo y la sensación de « no tener ya fuerzas ni ganas de seguir luchando ». Simplemente nos desanimamos, y también tenemos que aceptar este momento de debilidad y pedir ayuda para seguir adelante. El desánimo es legítimo; pedir ayuda también lo es y a menudo nos resulta difícil.

Es importante recordar que, durante el proceso de curación, nuestro compromiso psicológico y emocional para avanzar en el camino « recurre » a recursos orgánicos a nivel físico. Los minerales, las vitaminas y los oligoelementos suelen agotarse al poco tiempo de aparecer la enfermedad.

A pesar de los esfuerzos básicos que hay que hacer durante el periodo de enfermedad, habrá que seguir esforzándose para llevar una dieta equilibrada (véase la necesidad de tomar suplementos vitamínicos y/o minerales) y mantener un nivel mínimo de ejercicio físico (yoga, estiramientos o cualquier otro deporte que se pueda practicar). Esto es realmente importante si queremos sentirnos mejor y mantener nuestra fortaleza física, psicológica y emocional durante el proceso de curación.

6) DEJAR DE « LUCHAR CONTRA » LA ENFERMEDAD.

Puede ocurrir que durante la enfermedad desarrollemos la sensación de que nuestro cuerpo físico es un enemigo que actúa contra nosotros, como si él no tuviera nada que ver con nosotros y fuera una entidad separada de nosotros mismos; es entonces cuando le declaramos la guerra para exterminar el problema.
Experimentar esto es una forma muy dolorosa de sufrimiento y se debe a que olvidamos que el cuerpo físico responde a códigos de energía e información que luego replica en la materia.

Olvidamos fácilmente que el problema no puede ser exterminado desde el plano físico. Los problemas de salud pueden aliviarse y desaparecer temporalmente, por supuesto, pero no sanarán definitivamente ni en esta vida ni en otras venideras…
Como se ha dicho antes, la raíz y causa del problema está en los cuerpos sutiles (mental, emocional, causal) y esto es lo único que se puede TRANSFORMAR y SANAR.

Debemos comprender y tener en cuenta que nuestro cuerpo físico está formado por una inteligencia « dévica » que organiza perfectamente a los seres elementales que componen nuestra materia física, mental y emocional inferior (con los elementos Fuego, Agua, Aire y Tierra).
Estas inteligencias sólo pueden transcribir o reproducir las instrucciones dadas por los cuerpos ocultos.
Cuando hay una enfermedad, la naturaleza elemental, a través de sus seres elementales, se ve obligada a crear desorden y sufrimiento en nuestros cuerpos, al tiempo que estos seres elementales son sumergidos en bajas frecuencias de sufrimiento y caos, sin tener la opción de hacer lo contrario y sin que sean conscientes de lo que están haciendo.
Si pudiéramos comprender que estas inteligencias menores también están en la espiral evolutiva, en el despertar de nuestra conciencia y cambio de códigos, estos seres de naturaleza fundamental se liberarían para continuar sus ciclos de evolución en la espiral infinita de evolución, como nosotros mismos.

Es en estos momentos cuando se nos invita a pedir perdón a esa parte de nosotros mismos que son los seres elementales.
En cuanto comprendamos y experimentemos este profundo perdón hacia nosotros mismos, nuestro cuerpo se convertirá en nuestro amigo íntimo y los bloqueos más pesados comenzarán a disolverse en un nuevo flujo de Armonía y Paz Interior que se expresará y manifestará más tarde en el plano físico, ¡garantizado!

Quiero añadir aquí un elemento importante que, en mi experiencia personal, me ha ayudado mucho a soltar la enfermedad y el proceso de curación.
En un determinado momento de nuestro proceso de curación, vamos a tener importantes realizaciones y/o revelaciones que nos van a impactar de una manera muy notable y muy diferenciada en la intensidad y profundidad de nuestra experiencia interna.
Tan pronto como tengamos este impacto diferenciado en el espacio de nuestra conciencia,
tan pronto como tengamos una comprensión profunda del nudo bloqueador,
y tan pronto como esta comprensión nos traiga paz al corazón,
podemos estar seguros de que se ha producido la sanación en los planos ocultos de nuestra conciencia (emociones y pensamientos de nuestra programación subconsciente).

Llegados a este punto, la clave liberadora es saber que si a causa de una enfermedad, muriéramos, gracias a estas tomas de conciencia y comprensión, de paz y perdón, nos iríamos libres de la carga que desencadenó la enfermedad y ya no estaríamos obligados (por la Ley del Karma) a volver a ocuparnos de este problema más tarde.

Para que este último punto sea realmente poderoso, necesitamos desarrollar nuestra conexión a la dimensión espiritual que nos constituye. También necesitamos centrarnos en prácticas que nos ayuden a lograr una manifestación equilibrada de las emociones superiores en nuestra vida cotidiana (Paz, Armonía, Amor, Compasión, Alegría, Gratitud, etc.).

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